Está escrito que mientras los músicos tocaban en su boda, ella “cantaba en su corazón al Señor”. Su fiesta se celebra el 22 de noviembre. Ella es una de las siete mujeres, excluyendo a la Santísima Virgen, conmemoradas por su nombre en el Canon de la Misa. Se supone que fue una dama noble de Roma que, con su esposo Valeriano, su hermano Tiburcio y un soldado romano Máximo sufrieron matrimonio en alrededor de 230, bajo el emperador Alejandro Severo.
“Levántense, soldados de Cristo, desechen las obras de las tinieblas y pónganse las armas de la luz”.
Santa Cecilia
Había en la ciudad de Roma una virgen llamada Cecilia
Había en la ciudad de Roma una virgen llamada Cecilia, la cual fue dada en matrimonio a un joven llamado Valeriano. Se vistió de cilicio sobre su piel, y ayunó, e invocó a los santos, ángeles y vírgenes, suplicándoles que guardaran su virginidad. Y ella le dijo a su esposo: “Te diré un secreto si juras no revelarlo a nadie”. Y cuando él juró, añadió: “Hay un ángel que me vigila y aleja de mí a cualquiera que quiera tocarme”. Él dijo: “Querida, si esto es cierto, muéstrame el ángel”. “Eso solo puede ser si crees en un Dios y te bautizas”.
Ella lo envió al Papa S. Urbano (223-230), quien lo bautizó; y cuando volvió, vio a Cecilia orando en su cámara, ya un ángel junto a ella con alas de fuego, que traía dos coronas de rosas y de lirios, que puso sobre sus cabezas y luego se desvaneció. Poco después entró Tibercio, el hermano de Valeriano, y se maravilló de la fragancia y belleza de las flores en esa estación del año. Cuando escuchó la historia de cómo habían obtenido estas coronas, también consintió en ser bautizado.
Después de su bautismo, los dos hermanos se dedicaron a enterrar a los mártires asesinados diariamente por el prefecto de la ciudad, Turcius Almachius. Fueron arrestados y llevados ante el prefecto, y cuando se negaron a ofrecer sacrificios a los dioses fueron ejecutados con la espada.
Mientras tanto, Santa Cecilia, por la predicación, había convertido a cuatrocientas personas, a quienes el Papa Urbano bautizó. Entonces Cecilia fue detenida y condenada a ser asfixiada en los baños. La encerraron durante una noche y un día, y los fuegos se amontonaron y se hizo brillar y rugir al máximo, pero Cecilia ni siquiera empezó a sudar por el calor. Cuando Almachius escuchó esto, envió a un verdugo para que le cortara la cabeza en el baño. El hombre golpeó tres veces sin poder separar la cabeza del tronco. La dejó sangrando y ella vivió tres días. Las multitudes acudían a ella y ella les predicaba o rezaba. Al final de ese período murió y fue enterrada por el Papa Urbano y sus diáconos.
Música e iconografía
¿Cuál es la relación de Santa Cecilia con la música? Al final de la época Medieval, se encontró un lazo de unión explícito y documentado entre la Santa y la música. En una pieza musical de la Passio, según algunos, y en la antífona del ingreso de la Misa en su fiesta, según otros, en la letra de la pieza musical se lee: “… mientras los órganos sonaban, ella cantaba en su corazón solamente al Señor”. Una interpretación errada del texto que permitió que a partir de mediados del siglo XIV, en varias partes de Europa, la iconografía de la Santa se comenzó a extender enriqueciéndose de elementos musicales.
Una obra de arte que representa esta unión de Santa Cecilia con la música es la obra de Rafael titulado: El éxtasis de Santa Cecilia, que realizó para la Iglesia de San Juan en el Monte, en Bolonia, representando a la santa llevando en una mano un órgano portátil y a sus pies varios instrumentos musicales. Esta obra sella la relación de la mártir romana con la música, que ya se invocaba y celebraba como protectora de los músicos y cantantes. La Academia de la Música fundada en Roma en el 1584, lleva su nombre.
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