La fiesta de Santa Verónica se celebra el 12 de julio. Según la tradición católica, Santa Verónica fue una mujer piadosa que vivió durante el tiempo de la crucifixión de Jesús. Aunque no hay menciones explícitas de ella en la Biblia, su historia se ha transmitido a lo largo de los siglos en la tradición cristiana.
Según la tradición, mientras Jesús llevaba su cruz hacia el Calvario, Santa Verónica se compadeció de su sufrimiento y se acercó a Él para ofrecerle consuelo. En un acto de valentía, Verónica se acercó y limpió el rostro de Jesús con un paño. Se dice que en ese momento, la imagen de la cara de Cristo quedó impresa en el paño, lo que se conoce como el «Velo de Verónica» o «Verónica sudario».
El nombre «Verónica» se deriva de la frase «vera icona», que en latín significa «verdadera imagen». La tradición de Santa Verónica y su velo ha sido objeto de veneración en la Iglesia Católica, simbolizando la compasión y el acto de misericordia hacia Jesús en su camino hacia la crucifixión.
La historia de Santa Verónica es una invitación a reflexionar sobre el sufrimiento de Cristo y la importancia de mostrar compasión y amor hacia los demás. En la devoción católica, el «Velo de Verónica» ha sido objeto de veneración y se ha asociado con la imagen de Jesús, sufriendo en la cruz por la redención de la humanidad.
Cabe destacar que la historia de Santa Verónica y el velo no está respaldada por evidencia histórica sólida y se considera más como una tradición piadosa que como un hecho histórico comprobado. Sin embargo, la figura de Santa Verónica sigue siendo venerada y su fiesta se celebra en la Iglesia Católica el 12 de julio.
Además de su papel en el Vía Crucis, Santa Verónica es un símbolo de coraje y fe. Su acto de limpiar el rostro de Jesús representa la esencia de la compasión cristiana, recordándonos la importancia de aliviar el sufrimiento de los demás, incluso en situaciones difíciles y peligrosas. La devoción a Santa Verónica se refleja en muchas prácticas religiosas, incluyendo la sexta estación del Vía Crucis, donde los fieles meditan sobre su acto de bondad y la imagen de Cristo en el velo.
La festividad de Santa Verónica ofrece una oportunidad para que los fieles profundicen en su fe y compromiso con los valores cristianos de amor, compasión y sacrificio. Celebrar su fiesta es recordar que cada pequeño acto de bondad tiene un gran valor a los ojos de Dios y puede dejar una huella duradera en el mundo.
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