María Droste zu Vischering, conocida universalmente como la Beata María del Divino Corazón, es una figura venerada en la Iglesia católica y es recordada cada 8 de junio. Su vida y legado están profundamente ligados a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Primeros años y vocación religiosa
María Droste zu Vischering nació el 8 de septiembre de 1863 en Münster, Alemania, en el seno de una familia aristocrática. Desde temprana edad, María mostró una inclinación hacia la vida espiritual, influenciada por la profunda fe católica de su familia. Fue educada en un ambiente devoto, lo que cimentó su vocación religiosa.
En 1888, a los 25 años, ingresó en la Congregación de las Hermanas del Buen Pastor en Münster, una orden dedicada a la rehabilitación y educación de mujeres en situación de riesgo. Al tomar los hábitos, adoptó el nombre religioso de María del Divino Corazón. Su vida en la congregación fue marcada por una profunda espiritualidad y una intensa dedicación a la oración y la caridad.
Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús ocupó un lugar central en la vida de la Beata María del Divino Corazón. Ella experimentó visiones y revelaciones en las que Jesús le manifestó su deseo de que se promoviera esta devoción en todo el mundo. Su conexión con el amor de Jesús y su dedicación a difundir la devoción al Sagrado Corazón fueron los pilares de su vida espiritual.
Revelaciones y misión
En 1899, María del Divino Corazón recibió una revelación en la que Jesús le habló sobre su deseo de que se estableciera la fiesta del Sagrado Corazón en todo el mundo. Jesús también le pidió que tomara medidas para difundir esta devoción. Con gran fervor y determinación, María se dedicó a esta misión. Escribió cartas y se comunicó con diversas autoridades eclesiásticas para promover la devoción y la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús
Uno de los momentos más significativos en la vida de María del Divino Corazón fue su papel en la consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús. En 1899, escribió una carta al Papa León XIII, instándolo a consagrar el mundo al Sagrado Corazón. Esta petición fue considerada profética y sentó las bases para la consagración realizada posteriormente por el Papa Pío XI en 1929.
El Papa León XIII, tras recibir la carta y reflexionar sobre la petición de María, decidió proceder con la consagración. En la encíclica «Annum Sacrum» del 25 de mayo de 1899, el Papa anunció la consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús, que tuvo lugar el 11 de junio de ese mismo año, pocos días después de la muerte de María.
Muerte y beatificación
La Beata María del Divino Corazón falleció el 8 de junio de 1899 a la edad de 35 años. Su vida breve pero impactante dejó una profunda huella en la Iglesia y en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fue beatificada por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1975, reconociendo su santidad y su contribución significativa a la vida espiritual de la Iglesia.
Legado y conmemoración
Cada 8 de junio, la Iglesia católica recuerda a la Beata María del Divino Corazón y su papel en la promoción de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Su vida y su ejemplo continúan inspirando a muchos fieles a cultivar una profunda relación con el amor de Jesús y a difundir la devoción al Sagrado Corazón en todo el mundo.
La Beata María del Divino Corazón es un modelo de entrega total a Dios y de celo apostólico. Su vida muestra cómo la oración y la acción pueden combinarse para llevar a cabo grandes obras para el Reino de Dios. En las numerosas escuelas, iglesias y comunidades que llevan su nombre, su espíritu de amor y dedicación sigue vivo, alentando a las nuevas generaciones a seguir su ejemplo de santidad y devoción.
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