Hoy, la Iglesia Católica conmemora la vida y el legado del Beato Álvaro del Portillo, una figura destacada en la historia reciente de la Iglesia y el Opus Dei. Nacido en Madrid, España, el 11 de marzo de 1914, Álvaro del Portillo fue un hombre cuya vida estuvo marcada por su profunda fe y su compromiso con el servicio a Dios y a los demás.
Desde temprana edad, Álvaro mostró una inclinación hacia la vida religiosa, y en 1935 se unió al Opus Dei, una institución fundada por San Josemaría Escrivá dedicada a promover la santificación de los laicos en su vida cotidiana. Rápidamente se convirtió en un colaborador cercano de San Josemaría, quien lo preparó para asumir importantes responsabilidades dentro del Opus Dei.
Tras la muerte de San Josemaría en 1975, Álvaro del Portillo fue elegido por unanimidad como su sucesor al frente del Opus Dei, convirtiéndose en el segundo prelado de la institución. Durante su liderazgo, el Opus Dei experimentó un notable crecimiento y expansión a nivel internacional, estableciendo centros en diversos países de Europa, América, Asia y Oceanía. Su visión de promover una vida cristiana plena en medio del mundo resonó profundamente entre los fieles laicos, y su ejemplo de humildad y dedicación inspiró a muchos.
Además de su labor al frente del Opus Dei, Álvaro del Portillo desempeñó diversos roles dentro de la Iglesia Católica, sirviendo como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y como miembro de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino. Su profundo conocimiento teológico y su compromiso con la doctrina de la Iglesia lo convirtieron en una figura respetada y valorada dentro de la comunidad eclesiástica.
El 27 de septiembre de 2014, Álvaro del Portillo fue beatificado en una emotiva ceremonia celebrada en Madrid, España. La beatificación fue el resultado de un proceso que reconoció el milagro atribuido a su intercesión, demostrando el impacto duradero de su vida en la fe de muchos. Su beatificación fue un momento de alegría y gratitud para los miembros del Opus Dei y para todos aquellos que habían sido tocados por su ejemplo de santidad y servicio.
El Beato Álvaro del Portillo es recordado por su humildad, su caridad y su profundo compromiso con la formación espiritual de los fieles laicos. Su legado sigue vivo en la actualidad, siendo una fuente de inspiración y guía para aquellos que buscan vivir su fe en el mundo moderno. En este día especial, recordamos con gratitud su vida y su obra, y pedimos su intercesión para seguir creciendo en el amor y la fidelidad a Dios.
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