El 26 de abril se celebra la fiesta de San Rafael Arnáiz Barón, considerado uno de los más grandes místicos del siglo XX. Este monje trapense solía enfrentarse a unos «diablillos» que intentaban desanimarlo en su fe.
En sus escritos, el santo relató que cierta vez, a las tres de la tarde de un sábado lluvioso, le asignaron la tarea de pelar nabos en un almacén donde procesaban vegetales. El frío era intenso, y sus pies y manos estaban helados. Todo le parecía triste y turbio.
Mientras trabajaba pelando nabos, sintió que el tiempo pasaba lentamente y comenzó a ser tentado por recuerdos. Los «diablillos» le recordaban su hogar, sus padres, hermanos y su libertad, cuestionando su decisión de estar allí entre lentejas, patatas, berzas y nabos.
Absorto en estos pensamientos, de repente sintió una poderosa luz penetrar en su alma y alguien le preguntó qué estaba haciendo. San Rafael, reflexionando en el acto, respondió: «¡Virgen Santa!… ¡Pelar nabos!… ¿para qué?». Y en su corazón, con emoción, respondió: «Pelo nabos por amor… por amor a Jesucristo».
Esta respuesta le trajo una gran paz interior, y empezó a reír tanto que los «diablillos rojos» se escondieron asustados entre los sacos y un cesto de comida. Más adelante, dejó un consejo para evitar los pensamientos de desaliento: «No hace falta, para ser grandes santos, hacer grandes cosas, basta con hacer grandes las cosas pequeñas… Dios puede hacerme tan santo pelando patatas como gobernando un Imperio».
San Rafael nació en Burgos, España, en 1911, en una familia acomodada y muy católica. Dejó sus estudios universitarios para ingresar al monasterio de San Isidro de Dueñas como hermano oblato debido a su salud delicada, que le impedía seguir plenamente la regla trapense.
A causa de su diabetes y la guerra civil española, tuvo que salir y entrar del monasterio varias veces. Murió a los 27 años tras un coma diabético. San Juan Pablo II lo beatificó en 1992 y Benedicto XVI lo canonizó en 2009. Aunque se santificó en el «silencio», sus escritos ascéticos y místicos lo han hecho conocido. Cabe mencionar que San Rafael se celebra el 26 de abril, día de su fallecimiento, aunque en algunas ciudades, parroquias y diócesis se conmemora el 27.
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