En el calendario litúrgico, el 25 de marzo usualmente marca la Solemnidad de la Anunciación del Señor, un momento reverenciado en el cual el Arcángel Gabriel reveló a María su destino como Madre del Salvador. Este evento, fundamental en la fe cristiana, simboliza la encarnación del Hijo de Dios en el vientre de la Virgen María, gracias a su consentimiento.
Sin embargo, el año 2024 presenta una excepción notable. La celebración de la Semana Santa, que este año se extiende del 24 al 30 de marzo, toma precedencia sobre todas las demás solemnidades. Durante esta semana crucial, ninguna otra festividad, ni siquiera la Solemnidad de la Anunciación del Señor, puede ser observada.
Además, tras la Semana Santa, llega la Octava de Pascua, una extensión de la celebración que se inicia con el Domingo de Resurrección y concluye con el Domingo de la Divina Misericordia. En el año 2024, esta octava abarcará del 31 de marzo al 7 de abril, un período de intensa reverencia y alegría por la resurrección de Cristo.
Por lo tanto, para permitir que la solemnidad de la Anunciación del Señor sea debidamente honrada, se ha decidido trasladar su celebración al lunes 8 de abril. Esta decisión, respaldada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, asegura que el misterio de la encarnación del Hijo de Dios sea celebrado con la atención y la devoción que merece, sin interferir con los días sagrados de la Semana Santa y la Octava de Pascua.
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