San Juan I fue el 53º sucesor de San Pedro y uno de los primeros Papas que derramó su sangre por Cristo. Nació en Toscana (Italia) y fue elegido Sumo Pontífice en el año 523. Su pontificado transcurrió en un tiempo de gran tensión política y religiosa, marcado por el enfrentamiento entre el cristianismo católico y la herejía arriana.
En ese entonces, Italia estaba bajo el dominio del rey ostrogodo Teodorico, un ferviente arriano —doctrina que negaba la divinidad de Cristo—, mientras que en Oriente gobernaba el emperador bizantino Justino I, católico convencido, quien promovió duras medidas contra los arrianos en el Imperio: mandó cerrar sus templos y prohibió que ocuparan cargos públicos.
Temiendo que estas medidas desataran una rebelión arriana en su reino, Teodorico obligó al Papa Juan I a viajar a Constantinopla para interceder ante el emperador y pedirle que revocara sus decretos. Aunque fue un viaje forzado, San Juan I decidió emprenderlo con espíritu pastoral, sabiendo que podría ser una oportunidad para confirmar la fe católica en Oriente.
Al llegar a Constantinopla, fue recibido con honor por el clero y los fieles, quienes lo acogieron con procesiones, himnos y velas encendidas. Más de 15,000 personas lo recibieron como verdadero Pastor de la Iglesia universal. Presidió con gran solemnidad las celebraciones de la Navidad y predicó con claridad y valentía sobre la verdadera fe en Cristo, exhortando a los cristianos a rechazar las herejías y mantenerse fieles a la enseñanza apostólica.
Pese a sus esfuerzos, el emperador Justino I no cedió en su decisión de contener el avance arriano, lo que provocó la furia de Teodorico. A su regreso a Italia, el Papa fue arrestado por orden del rey y arrojado a un calabozo oscuro en Ravena, donde sufrió maltratos, humillaciones y cruel abandono. Allí, debilitado por las penalidades, falleció el 18 de mayo del año 526, convirtiéndose en mártir por su fidelidad a la fe y a la Iglesia.
San Juan I es venerado como mártir de la unidad de la Iglesia y defensor de la verdadera doctrina. Su valentía al no ceder ante presiones políticas y su firmeza frente a la herejía son ejemplo para los cristianos de todos los tiempos.
Su fiesta litúrgica se celebra el 18 de mayo, recordando su sacrificio y su testimonio de fidelidad a Cristo hasta las últimas consecuencias.
San Juan I, Papa y mártir, ruega por nosotros.
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