Cada 6 de mayo, la Iglesia celebra a San Juan Ante Portam Latinam, un mártir que encarna la valentía y fidelidad de los primeros cristianos. Aunque no se debe confundir con San Juan Evangelista, a quien también se relaciona con este título, la figura de San Juan Ante Portam Latinam representa la resistencia heroica frente a la persecución religiosa en la Roma del siglo IV.
Originario, según la tradición, de Persia, San Juan llegó a Roma para perfeccionar sus estudios de teología y filosofía. Una vez ordenado sacerdote, su predicación elocuente y su firme testimonio de fe lo hicieron muy conocido entre los cristianos de la ciudad.
Durante el reinado del emperador Juliano el Apóstata, quien intentó reinstaurar el culto pagano y suprimir el cristianismo, San Juan fue arrestado debido a su fervorosa defensa de la fe. Fue sometido a crueles tormentos: flagelaciones, quemaduras con antorchas, y finalmente, fue decapitado hacia el año 362 d.C. El sitio de su martirio es el lugar donde más tarde se levantaría la iglesia romana de San Giovanni a Porta Latina, cerca de una de las puertas de las antiguas murallas de la ciudad.
Hoy en día, San Juan Ante Portam Latinam sigue siendo venerado especialmente en Italia y en Roma, donde su testimonio recuerda a los creyentes la necesidad de permanecer firmes en la fe, aun en tiempos de hostilidad o persecución. Su vida inspira a quienes, en diferentes partes del mundo, siguen sufriendo por confesar el nombre de Cristo.
«Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida» (Apocalipsis 2,10).
San Juan Ante Portam Latinam, mártir de Cristo, ¡ruega por nosotros!
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