Quantcast
Channel: Radio Estrella del Mar
Viewing all articles
Browse latest Browse all 1197

Cómo el Miedo Conduce al Fracaso

$
0
0

El miedo es una característica fundamental de nuestra vida. No se puede erradicar. Se diferencia del dolor en que anticipa algo y no se experimenta directamente. Es una ansiedad por lo que podría suceder. Los filósofos existencialistas se refieren al miedo como algo arraigado en nuestra propia existencia. Lo llaman «ansiedad existencial». Por lo tanto, es normal. Pero cómo respondemos al miedo es otra cosa. Cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt dijo a sus compatriotas que no hay nada que temer excepto al miedo mismo, estaba ofreciendo esperanza en tiempos de guerra. Cuando Karol Wojtyla se convirtió en el Papa Juan Pablo II, lo primero que dijo a su pueblo fue: «No tengan miedo». Todo esto es un buen consejo, pero ¿cómo se supera el miedo y cuáles son las consecuencias de permitir que el miedo se imponga?

El miedo puede llevar a la parálisis. Una persona teme ir a una entrevista de trabajo porque teme no tener un buen desempeño y no ser contratada. Como resultado, dominada por el miedo, decide no ir a la entrevista. Al hacerlo, elimina la posibilidad de conseguir el trabajo. Un joven teme ser rechazado por una chica atractiva. Se acobarda y decide no llamarla. Evita el dolor del rechazo, pero renuncia a la posibilidad de tenerla como amiga. Hay muchos músicos talentosos que evitan actuar por miedo a las críticas públicas o a cometer errores.

El teólogo y psicólogo Paul Tillich distingue entre la ansiedad existencial normal, que nos afecta a todos, y la ansiedad patológica, que es contraproducente. Utilizando un lenguaje metafísico, define la neurosis como una forma de «evitar el no ser evitando el ser». En su célebre libro, «El coraje de ser», explica que lo que necesitamos para evitar una neurosis y superar el miedo es precisamente el coraje de ser. Sin coraje, no llegamos a ninguna parte. Con coraje podemos ser lo que estamos destinados a ser.

El coraje, entonces, es la disposición a afrontar posibles aspectos negativos para alcanzar una positividad más plena. Es una forma de autoafirmación ante la posibilidad de peligro. La expresión «quien no arriesga, no gana» nos recuerda que la vida misma es una aventura. Y toda aventura conlleva la posibilidad del fracaso. En cada decisión que tomamos pende la posibilidad de triunfar o fracasar. Ganar puede ser posible, pero se vuelve imposible si no jugamos el juego. La disposición a jugar, a entrar en la contienda, exige valentía, una virtud que se nos exige a diario.

El novelista Eric de Jong declaró una vez que prefería mantener su vientre vacío pero lleno de posibilidades. Sin embargo, una mera posibilidad no se materializará sin la valentía necesaria. Las mujeres sin hijos suelen lamentarse de su esterilidad más adelante en la vida. Para la gran mayoría de los seres humanos, el arrepentimiento surge tras oportunidades perdidas, al no arriesgarse, a posibilidades que nunca se materializaron. Cuando encontramos la valentía para superar nuestros miedos, a menudo miramos atrás y nos preguntamos: «¿Por qué estaba tan preocupado?».

No podemos estar contentos con nosotros mismos sin valentía, ni podemos encontrar la paz. Amelia Earhart, la famosa aviadora, comentó: «El coraje es el precio que la vida exige para alcanzar la paz. El alma que no lo conoce, no encuentra alivio en las pequeñas cosas». ¿Cómo podemos vivir con nosotros mismos si nos vemos constantemente abrumados por nuestros miedos? El miedo al fracaso garantiza el fracaso. John Robert Wooden, el entrenador de baloncesto universitario más laureado, conocido como «El Mago de Westwood», les decía a sus tropas: «No prepararse es prepararse para el fracaso». Y la preparación para el éxito incluye la confianza que acompaña al coraje.

El coraje en las pequeñas cosas puede no aparecer en los titulares, pero es esencial para la formación del carácter. Como dijo Aristóteles: «Nunca harás nada en este mundo sin coraje. Es la mayor cualidad de la mente, después del honor». Para Martin Luther King, Jr., «Debemos construir diques de coraje para contener la inundación del miedo». Necesitamos pequeñas dosis de coraje, aplicadas repetidamente a lo largo del día.

La Biblia contiene muchos pasajes que nos imploran a ser valientes ante el miedo. En Josué 1:9 leemos: «Esfuércense y sean valientes. No teman ni desanimen, porque el Señor su Dios estará con ustedes dondequiera que vayan». «Cuando la ansiedad era grande dentro de mí, tu consuelo me trajo alegría» (Sal. 95:19). «Por eso decimos con confianza: “El Señor es mi ayudador; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?”» (He. 13:6). «Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Dejen todas sus preocupaciones en sus manos, porque él cuida de ustedes» (1 P. 5:6-7). «Enseguida les habló y les dijo: “¡Tengan ánimo! Soy yo. No tengan miedo”» (Mc. 6:50).

Un profesor puede tener miedo de dar una conferencia sobre un tema políticamente incorrecto. La tendencia en las universidades hoy en día es conformarse al Zeitgeist. Pero lo impopular puede ser edificante. El profesor tímido que teme la denuncia se convierte en un fracaso en su vocación y ante sus propios ojos. El miedo que no se supera ni con valentía ni con fe es una fórmula infalible para el fracaso. La valentía de conformarse a la verdad, en lugar de al mundo, es la única fórmula para el éxito y la formación del carácter.

The post Cómo el Miedo Conduce al Fracaso appeared first on Radio Estrella del Mar.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 1197

Trending Articles