A medida que nos acercamos a la temporada de Cuaresma, es importante hacer una pausa y tomarnos un momento para reflexionar sobre dónde nos encontramos en nuestra relación con Dios. La oración, en pocas palabras, es la relación con nuestro Creador. Como cualquier otra relación, puede ser muy fácil distanciarse, especialmente con el ajetreo, el ruido y las distracciones que nos arroja la vida moderna. La Cuaresma es el momento perfecto para alejarnos, examinar nuestra vida espiritual y establecer metas para el crecimiento espiritual.
Hoy, veremos cinco maneras de «fortalecer» tu vida de oración. Al hacerlo, nos acercamos a nuestro Creador y permitimos que Su presencia renueve y transforme nuestros corazones y mentes y nos llene de Su paz.
- Fija una cita con Dios
El primer paso para fortalecer tu vida de oración es asegurarte de que el tiempo de oración realmente suceda. Hay un viejo adagio que dice que «no planificar es planificar el fracaso», y esto no podría ser más cierto cuando se trata de crecer en la vida espiritual. Nuestro tiempo con el Señor debe tener el mismo nivel de importancia que las reuniones y citas que más valoramos. Incluso más.
Desafortunadamente, con lo ocupados que estamos, se vuelve fácil hacer del tiempo de oración algo que “tratamos de encajar” cuando tenemos unos minutos libres. Pero sin un tiempo fijo para una cita con Dios, nos olvidamos de orar o solo lo hacemos cuando estamos totalmente exhaustos y no estamos en una buena disposición para sumergirnos en Su presencia. Dios merece lo mejor de nosotros, y si queremos experimentar todos los frutos de la oración que Él quiere darnos, entonces necesitamos tener una disposición interior adecuada para recibir. Esto comienza con la planificación del tiempo que tomaremos para la oración.
Paso de acción: Saque su calendario (o aplicación de calendario) y programe al menos 15 minutos de tiempo de oración para cada día de esta semana.
- Encuentre los tipos de oración que funcionan mejor para usted
Como cualquier otra relación, la oración implica hablar, escuchar y pasar tiempo con Dios. Cuando se trata de cada uno de estos tres movimientos, hay innumerables “formas” de orar. Cada uno de nosotros es único e irrepetible, y por eso cada uno de nosotros tiene una relación única con Dios. Algunos ejemplos hermosos de oración vocal incluyen la Liturgia de las Horas, el Rosario y la Oración de Jesús. La oración mental (el acto de simplemente hablar con Dios) también es algo que deberíamos intentar hacer todos los días. Las oraciones de alabanza, acción de gracias, arrepentimiento y petición son puntos de partida comunes para esta práctica.
Lo más importante es que también deberíamos buscar formas de aprender a escuchar Su voz. Pasar tiempo en la Escritura y aprender a sentarse en silencio son pasos cruciales para cualquiera que busque ser un discípulo de Cristo.
Paso de acción: Ahora que sabes “cuándo” orarás, tómate un tiempo para anotar tu plan de oración. ¿Cómo será tu tiempo de oración esta semana?
- Lleva un diario de oración
Una de las cosas que muchas personas encuentran útiles cuando comienzan a tomar en serio su relación de oración con Dios es el simple acto de llevar un diario de oración. Hay varias formas de hacerlo. Algunas personas escriben su oración mental como si estuvieran escribiendo una “carta a Dios”, junto con lo que creen que Dios les está respondiendo o invitándolos a hacer. Otros escriben pasajes de las Escrituras o referencias que leyeron ese día, junto con cualquier idea que recibieron del Espíritu Santo. Otros escriben simplemente lo que hicieron durante su tiempo de oración como una forma de rendir cuentas y llevar un registro de su progreso. Sin importar el método o estilo que utilice para llevar un diario, esta es una manera segura de ver cómo Dios está obrando en su vida a lo largo de las semanas y los meses que van pasando.
Paso de acción: Busque o compre un cuaderno para usarlo como diario de oración.
- Busca un compañero de responsabilidad
El camino cristiano no es uno que se pueda recorrer solo. El discipulado siempre significa caminar junto a otros. Cuando se trata de crecer en nuestra vida de oración, es fundamental que tengamos a otros que nos ayuden, tanto para que rindamos cuentas como para compartir los frutos de la oración. De vez en cuando, la oración se sentirá seca. Hay temporadas de profundo consuelo en la oración, pero también encontraremos temporadas de sequía. Es en estos momentos que es imprescindible tener a alguien que nos acompañe en el camino, tanto para hacernos compañía como para ayudarnos a mantenernos enfocados en Cristo.
Paso de acción: Encuentra a un par de personas más que estén tratando activamente de seguir a Jesús y crea un plan de responsabilidad. Puedes hacerlo a diario o semanalmente, ¡lo que funcione mejor para tus horarios!
- Simplemente hazlo
La oración es simple, pero no siempre es fácil. Aprender a superar las distracciones y los períodos de sequía requiere tiempo y esfuerzo, ¡pero vale la pena! Dios desea una relación íntima y personal contigo, y la oración es el lugar donde nos encontramos con Él, hablamos con Él y, lo más importante, aprendemos a escuchar Su voz. Se ha dicho que los “ingredientes” más importantes para una vida de oración son la autenticidad y la constancia. Con el tiempo, creceremos en la oración a medida que el Espíritu Santo nos enseñe y nos infunda vida; simplemente debemos asegurarnos de estar presentes.
Paso de acción: ¡Simplemente hazlo! Luego, cuando se vuelva difícil, ¡sigue haciéndolo! Los otros pasos te ayudarán con esto. Debes saber que tienes un ejército de santos y ángeles en el cielo que te apoyan y oran por ti, y que tienes un Padre en el cielo que te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida.
No te preocupes por nada, sino preséntale tus peticiones a Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará tus corazones y tus pensamientos en Cristo Jesús. (Fil. 4:6-7)
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